Cuaderno de bitácora

Otros mundos son posibles

- Los Hombres me han salvado.
- ¿Quiénes son los Hombres?
- Son... mis Salvadores.

. . .

Me dolía ser. Cada eón aumentaba en mí el desánimo, la desesperación, la agonía. Pero a la vez, cada eón que pasaba hacía crecer en mí la curiosidad. Estaba harto de ser un Catalogador de Complejidades, siempre impecable, correcto, austero y preciso. Estaba harto de ir de un lado para otro en busca de procesos exotérmicos. Estaba harto de acompañar las imágenes con pequeñas descripciones que no le hacían justicia a lo que uno podía observar.

Mi raza había llegado a ser un gran pueblo. Conquistamos nuestra galaxia en apenas unos millones de años, cuando aún era joven y ni siquiera se había creado el Agujero Negro Central. Pero una vez completada la meta, llegó una época de desánimo. Aun siendo eternos, nuestros sabios concluyeron estábamos destinados al fracaso. Tarde o temprano, pereceríamos por culpa de la Gran Implosión, a la que se dirigía irremediablemente el Universo. Y no tardó mucho en surgir el culto a Éntropo.

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- ¡Estás delirando! ¿Quienes son esos Hombres?
- Habitantes del planeta Tierra, en el Brazo de Orión.
- ¿Seres menores? ¡Eres un Eterno! ¿Cómo va a salvarte un menor?

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Éntropo fue quien reclutó a las mentes más lúcidas para investigar cómo luchar contra la Implosión. Los reunió en un lugar apartado, y durante millones de años estuvo recluído con ellos estudiando el problema. Finalmente lo consiguieron. Se halló un proceso por el que podía obtenerse energía de la nada. Con esta energía se detendría el Colapso. Pero ese fue el comienzo del Fin. Cometieron un "insignificante" error en los cálculos y desencadenaron la Glaciación Eterna. En lugar de obtener justo la energía necesaria para compensar la Implosión, se generaba un poco más, no mucho. Sólo era una cantidad "insignificante" de energía, cierto, pero suficiente como para detener la Implosión y después acelerar luego la Expansión.

No tengo recuerdos claros de aquella época. La desgana y el desorden se había apoderado de todos. Pero incluso así, tengo las imágenes claras del momento en que Éntropo, corroído por la locura, desquiciado y repudiado por todos, volvió de su exilio. El Supremo de la Orden de los Termodinos había tenido una Revelación. Toda Complejidad debía ser abortada.

. . .

- Ellos... ell... No lo entenderías.
- Es igual. ¿Dónde están?
- Jajaja... no, no. ¡No lo entenderías! Eres un Termodino apestoso.
- Te has vuelto loco.

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La Revelación se filtró rápidamente entre los Eternos. Éntropo fue divinizado por la Orden cuando él mismo y otros se autoabortaron en un experimento fallido. Ahora todos ansían y trabajan para acelerar la llegada de la Glaciación Eterna. Desde entonces, mi asignación ha sido recorrer la Vía Láctea y catalogar todo aquello que merezca la pena abortar. Desde una gigante azul demasiado cerca de una nebulosa, hasta planetas en los que pudieran aparecer o, aparecieron, seres vivos.

En realidad, me gustaba el trabajo de Catalogador, pero detestaba el propósito de mi tarea. Yo deseaba transmitir cuán emocionantes son los tonos de rojo de una nebulosa de reflexión, cuán admirables son los planetesimales que se unen pacientemente para formar un planeta, cuán reconfortante es observar cómo una gigante alimenta y sopla a su nebulosa materna, cuán terribles son los rayos X que se emiten desde la materia acelerada que espira alrededor de un agujero negro...

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- ¿Así que cuando lo encontraron ya estaba así de ido?
- Hablaba acerca de unos "hombres" y afirmaba que lo habían salvado.
- Inaudito. No ha parado de describir cosas que no tienen sentido. Quizás recibió una sobredosis de gravitones...
- No aparece ninguna supernova en su registro. Lo último que encontramos ahí fue la catalogación de un sistema de varios planetas. Sin embargo, están marcados como Sin Complejidad.
- Le prescribiré una temporada de refrigeración. Pero si no mejora, habrá que recomendar que lo aborten. Que el Vacío se apiade de él.

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Los Hombres eran los habitantes de un diminuto planeta que orbitaba una estrella amarilla del Brazo de Orión. Su tecnología avanzaba lentamente durante el tiempo que los observé, e incluso llegaron a salir de su planeta. Socialmente eran ineptos y no pasaba un instante sin que se abortaran unos a otros por razones que no he logrado comprender.

Aburrido ya, a punto de marcarlos en el registro para que los Termodinos los abortaran, algo poderoso llamó mi atención. Los Hombres no comunicaban siempre las cosas como eran en realidad. Y no es sólo que ocultaran información, o la malentendieran. Los Hombres, de forma asidua, describían realidades inexistentes de forma voluntaria. Algunas veces lo hacían con el propósito de confundir a otro Hombre. Y otras veces lo hacían con el propósito de evocar irrealidades más placenteras. A esto algunos lo llamaban "mentiras".

Otros lo llamaban "imaginación".

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- Había sido normal toda su existencia, un poco anodino quizá. No comprendo qué pudo pasarle.
- Cuando estás mucho tiempo cerca de la energía ocurren esas cosas. Se vuelve uno poco eficiente. Afortunadamente, ha dejado ya de sufrir.
- ¿Y este registro?
- Lo construyó mientras estaba en refrigeración.
- No tiene destinatario...
-A la basura, con el resto de sus pertenencias. Cuando antes desaparezca de los recuerdos, mejor. Me da malas vibraciones.

. . .

«Este Universo no estaba hecho para mí. ¿Por qué vivir amargado en él cuando puedes crear otras creaciones, vivir otras vidas, sentir otros sentimientos?

» No sabía que podía haber cosas increíbles. No sabía que hay seres que pueden creerlas. No sabía que hay seres que pueden crearlas. No sabía que hay sosiego en la mentira. No sabía que hay paz en la imaginación.

» Ahora... lo sé».

Con mucho cariño, para Paz.
Se mintió el 10 ene 2003.

Otros mundos son posibles

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